- ¿Qué aporta El mánager de la lluvia al siempre
complejo panorama de la poesía actual?
D.A.- Aporta un grito más,
aporta una ración doble de belleza, aporta nuestra fe en que el futuro todavía
puede cambiar y nuestra rabia por la suciedad que no se purifica. Cada uno hace
la revolución a su modo y la palabra es el nuestro.
V.A.- No es este un libro
escrito para responder a cuestiones estéticas ni plásticas. No es un libro
destinado a aparecer en las hojas de los periódicos. No es un poemario editado
para programar listas de ventas. No es un manuscrito para satisfacer egos que
necesitan puntos dentro de unas oposiciones. No son páginas que busquen premios
ni compensaciones económicas. No es un título para engordar currículos. No es
una publicación que responda a amiguismos políticos. Creo que en esto y mucho
más se diferencia del panorama actual de la poesía. Del resto, de lo que
subyace entre líneas, eso es trabajo del lector que lo estime.
- ¿Y cómo conecta con la
realidad que vivimos?
D.A.- Conecta totalmente
con la visión de un panorama generalizado del hoy que no debiera existir, del
ayer que no debió pasar, del mañana que deseamos no sea otra vez erróneo.
Evidentemente, como sucede en la pintura abstracta, el poeta traza unas líneas
de palabras y el lector debe aportar el resto, ya que el mundo entero con toda
su casuística no cabe en un poemario limitado, pero la poesía sí puede escapar
de su cárcel escrita y expandirse ante el ojo del otro.
V.A.- La disyuntiva
económica, las clases políticas y con poder, el abuso de los estamentos
religiosos, la inmigración, los desahucios, el empobrecimiento social, el
empobrecimiento laboral, la sensación de abocación al fracaso. Todo ello se
refleja en El mánager de la lluvia,
signos evidentes de la realidad actual.
- ¿Inspiración, trabajo,
consciencia o conciencia?
D. A.- Todo a la vez, en
esa coctelera del delirio, de la visión, de la convocación.
V.A.- Hay algo de todo ello en el
proceso de construcción de El mánager...
Trabajo constante para construir los cimientos de este legado de Alberola y
mío. Inspiración, necesaria para la concepción de la escritura poética. No
existe la poesía sin inspiración. El resto, como ya se ha mencionado antes,
sería únicamente un trabajo estético, excepcional o no, según qué casos. Hay
que ser conscientes de las luces y sombras que nos recorren y aguardan, de las
coyunturas que nos hacen avanzar o retroceder, de las políticas que nos
obligan, nos hacen libres o nos restan derechos, y en base a todo ello ser consciente
de que es necesario actuar para revertir la realidad que nos toca. El mánager es una suma de estos cuatro
puntos.
- ¿Qué esperáis de este libro?
D.A.- Lo que nos ha dado,
poesía, luz, fraternidad, coherencia.
V.A.- Si estos versos son capaces de
hacer meditar a uno sólo de los lectores que se pierdan en él, tendremos otro paso
más ganado dentro de esta infinita lucha de justicia entre clases políticas y
sociales. Lo fundamental es que la gente se dé cuenta de que en todos nosotros
subyace la capacidad de cambio. Unos nuevos ojos que se abren, serán profeta o
maestro para otros que aún permanecen cerrados.
© J. B. Para EL Callejón del
Gato, 2013